Wednesday, May 16, 2007

AGUANTE: EL DEPORTE QUE HACE FUROR EN ARGENTINA


La globalización y la vida interactiva borran fronteras e identidades. Sin embargo, sumadas a las viejas tradiciones ancestrales, las sociedades generan tendencias populares representativas de su vida cotidiana. Una de ellas es el nacimento de nuevos deportes urbanos, como el skate o el parkour. En este caso analizamos el aguante, disciplina autóctona e hija de las sucesivas crisis de nuestro país.


Si bien no existe una fecha fundacional de esta nueva modalidad deportiva, y habiendo tenido expresiones aisladas entre el período comprendido entre 1940 y 1970, los especialistas coinciden con el tímido nacimiento del aguante a comienzos de la década del ’70.

En aquellos años, el aguante se practicaba de manera bastante desorganizada y anárquica, puesto que las autoridades de la época no eran proclives a las manifestaciones populares. No en vano, durante aquellos tiempos se eliminaron también los feriados de Carnaval o desaparecieron los clásicos festejos barriales de San Pedro y San Pablo, donde el vecindario se juntaba a comer chorizos o papas asadas alrededor de una fogata.

Resultado directo de la represión y las políticas económicas y sociales del gobierno militar, el deporte fue surgiendo en las barriadas populares en los que fueron desapareciendo las referencias de desarrollo y cohesión social: el empleo, la educación, la salud, la posibilidad de progreso. Como un acto reflejo, gran parte de la población se refugió en el saludable hábito de la práctica deportiva de esta nueva disciplina.

¿En qué consiste el aguante? Como todo deporte, se basa en la sana competencia entre dos bandos de una cantidad indeterminada de personas, regulado por curiosas y complejas reglas, las cuales resumimos de manera sencilla para el lector de MUERTA:

-La cantidad de integrantes de cada equipo no es determinante, aunque en un principio, la mayor cantidad de jugadores es una ventaja a tener en cuenta por los jueces. La desventaja numérica evidente se denomina “amargo” y es objeto de burla por el equipo rival.

-Contrariamente a la regla anterior, existen ocasiones en que dicha amargura (que también recibe el simpático mote de “pecho frío”) es propiedad del equipo mayoritario. En este caso, la burla se aumenta exponencialmente en detrimento de la inferioridad numérica. Un asiduo participante nos lo resumió con un comentario: “Ellos son 15.000 y nosotros 200, pero les copamos todo y no paramos de gritar…¡si son unos amargos!”. Desde la tribuna de enfrente, aplican la primer regla “son unos muertos de hambre que llevan 200 tipos por fecha. Nosotros somos una banda en todos lados…¿no ves que son unos pechos fríos?”

-Existen varias maneras de dirimir el partido. 1) Mediante cantos de aliento propio y griterío ininterrumpido exaltando específicamente al propio equipo; 2) lanzando consignas hirientes al equipo rival (por lo general relacionados con los aspectos de amargura anteriormente citados, falta de hombría, pertenencias étnicas determinadas, insultos a la rama femenina de la familia y achacando tendencias homosexuales); 3) Mediante el uso de banderas y estandartes propios y la exhibición de los apropiados a otros equipos; 4) Lanzando elementos contundentes al equipo rival; 5) Mediante la lucha cuerpo a cuerpo y utilizando elementos cortopunzantes y hasta armas de fuego; 6) Una mixtura de las cinco anteriores.

-Este deporte se suele practicar en un estadio, generalmente con forma de anillo, que presenta diversas irregularidades en el terreno similares a gradas o butacas, y dividida entre ambos equipos por rejas, alambrados o fosos en algunos casos. En el lado interno hay un terreno cuadrangular de aproximadamente 105 x 70 mts. conformado por césped prolijamente cuidado, y que tiene como finalidad alojar al público, compuesto por unas 40 personas aproximadamente.

Con el advenimiento de la vida democrática, y por las razones socioeconómicas anteriormente descriptas, este deporte tuve un auge impensado. Es por ello que comenzó a practicarse asiduamente en los grandes clubes, fomentado por entusiastas dirigentes de los mismos.

Como es bien sabido, la política siempre se ha valido de las grandes manifestaciones deportivas, y es por ello que diversas personalidades del gobierno y la oposición de turno también han brindado un importante fomento al aguante y sus actividades conexas. Así fue que se llegó a una etapa conocida como “amateurismo marrón”, donde si bien no se explicitaban los diferentes apoyos políticos y económicos, era sabido que se disponían fuertes sumas de dinero para apoyar a los equipos más representativos.

Hoy el aguante goza de una saludable liga profesional, siendo sus jugadores emblemáticos personalidades reconocidas, bien pagas y que gozan de la admiración popular. No obstante, la pasión por esta disciplina excede ampliamente el ámbito de los clubes y podemos apreciar interesantes partidos en cualquier esquina, recital o boliche. Cualquier motivo, por nimio que este resulte, es la excusa perfecta para practicarlo, con garra, pasión y viveza criolla, como solo los argentinos podemos hacerlo.

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